Se cumplen 30 años de la masacre de El Aracatazo en Chigorodó (Antioquia)

El 12 de agosto de 1995, una noche de encuentro y música en la discoteca El Aracatazo se convirtió en un episodio de terror para los habitantes de Chigorodó, en el Urabá antioqueño. Alrededor de 15 hombres armados, integrantes del Bloque Bananero de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), irrumpieron en el lugar ubicado en el barrio El Bosque. Tras acusar a quienes estaban allí de colaborar con la guerrilla, los obligaron a tenderse boca abajo en el piso y abrieron fuego, asesinando a 18 personas y dejando a otras dos heridas.
Las víctimas eran, en su mayoría, trabajadores de fincas bananeras, algunos vinculados a sindicatos como Sintrainagro o a organizaciones políticas como el Partido Comunista Colombiano. La masacre ocurrió en medio de una escalada violenta del paramilitarismo en Urabá, marcada por la persecución a desmovilizados de la guerrilla del EPL y militantes de la Unión Patriótica. Solo entre agosto y septiembre de 1995, más de 60 personas fueron asesinadas en la región, lo que la convirtió en una de las más golpeadas por la violencia en el país.
De acuerdo con testimonios de paramilitares desmovilizados, la masacre fue ordenada por las máximas jefaturas de las ACCU y ejecutada bajo el mando de quien entonces dirigía el Bloque Bananero, hechos que años después fueron reconocidos públicamente por sus responsables. Parte de estos relatos y el contexto de la violencia en Urabá se encuentran documentados en investigaciones que han recogido la memoria de las víctimas y los testimonios de quienes vivieron aquellos años de guerra.
Treinta años después, el nombre de El Aracatazo sigue evocando una de las heridas más profundas en la historia de Chigorodó, una que la memoria colectiva mantiene viva para que nunca vuelva a repetirse.



