El exdirector de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, se desmarcó de la línea de solidaridad con el presidente Gustavo Petro frente a la tensión diplomática con Estados Unidos. En entrevista pública aseguró que no renunciará a su estatus migratorio en ese país, pues aclaró que no posee una visa común, sino residencia permanente.
Bolívar explicó que la residencia implica condiciones distintas a una visa temporal, pues le otorga estabilidad legal en EE. UU., aunque le impone limitaciones para participar en política interna. Señaló que su negativa también responde a razones personales, al advertir que tiene un hijo en ese país y que renunciar al beneficio sería, en sus palabras, “como renunciar a un hijo”.
Su posición envía un mensaje de autonomía dentro del círculo cercano al Gobierno y abre debate en el escenario político: mientras algunos interpretan la decisión como un acto de sensatez y protección de su vida familiar, otros la leen como una muestra de falta de compromiso en un momento de alta tensión entre Bogotá y Washington.
